sábado, 26 de mayo de 2007

Tico por Sangre, Palabra y Omisión

Tico por Sangre, Palabra y Omisión


Como buena parte de los josefinos, nací en el hospital San Juan de Dios un cinco de septiembre de 1986, la visita del papa a Costa Rica marcó mi nombre al igual que cientos de Pablos nacidos entre el 85 y el 86,

Mis primeros años de infancia estuvieron marcados por buenos recuerdos de juegos y días felices y aunque parezca mentira aún borrosos se guardan en mi ser aspectos de aquellos días transparentes.

A pesar de que mi primer aventura educativa fue en un centro privado, los años de primaria los cursé en la Escuela Juan Rafael Mora a tan solo unos metros del lugar que me vio nacer. Ahí se me inculcaron los primeros adoctrinamientos necesarios para desenvolverme en una sociedad que según mis maestros de aquellos años “esta cambiando mas aceleradamente que nunca”.

Las fantásticas historias de aquel prócer de la patria que daba nombre a mi escuela y el legado de edificio que la albergaba me impactaban aparentemente más a mi que a los otros niños, yo ya sentía profundamente el orgullo de ser un individuo más de esa escuela, ese barrio, esa nación.

El termino de este proceso fue satisfactorio pero dejó nostalgia por los buenos años pasados, la gente conocida, los primeros amores, los primeros odios, el primer sentir de comunidad.

El colegio trató de inculcarme un punto de vista más religioso y para esto me quitó gran parte de mi tiempo, no se podía adoctrinar y educar a la vez sin tener que tomar media juventud.

Yo sin darme cuenta me rehusaba fervientemente a todo el conformismo, pensando más bien en la sociedad y el ser humano. ¡A Dios rogando y con el mazo dando! era mi lema favorito.

Al final la represión divina institucionalizada, me hizo abandonar aquella magnifica casa de estudio que “nadie debía ni quería abandonar”. ¿Herejía o conciencia? Me sigo preguntando aún hoy.

Al final a educación pública volvió a acogerme por un corto tiempo, el Luis Dobles Segreda se convertía en mi hogar y una vez más a sólo unos pasos de donde nací.

Un año bastò para que toda aquella gente se ganara mi corazón y mis pensamientos.

Tiempo ha pasado ya desde entonces, hoy estudio mi Licenciatura en Periodismo con el firme deseo de levantar mi voz, la de mis cercanos, la del lector que pone atención a estas palabras.
Hoy mi deber es defender todo lo que creo, decir lo que pienso sin pensar lo que digo, defender mi patria.

¡VIVA COSTA RICA!

1 comentario:

Gabriela Mayorga López dijo...

Pues que este espacio en la blogosfera te sirva de aliento para expresar esa fuerza demostrada. ¡Fue un gusto leerte!.